querida 🌷
por lo general, suelo dejar reposar unos días estas cartas que te envío, a veces sucede algún acontecimiento en mi vida que trastoca la idea principal con la que vine a escribir, como es en este caso. este texto nació de la pregunta ¿y si puedo ser feliz? y lo que ha ocurrido para que se convierta en una afirmación puede estar no solo en algo que se movió adentro de mí, sino en el paso de mi cuerpo por la lectura de este texto.
te cuento que estos días estoy siendo más constante con mis hábitos saludables: pasear con Avve, practicar mindfulness, escribir sin juicios, tomar un café con mamá, atender a la sensación de cosquilleo de las patitas de una mariquita… debo apreciarlo y agradecérmelo, pues mi cuerpo lleva muchos meses en un estado de hiperactivación que me hace renunciar a los placeres que me ofrece la vida, pasando de puntillas por la experiencias afectivas amables.
entonces, me encuentro haciendo una práctica de meditación cuando mi mente se fue a un lugar desagradable por un segundo y me vino una frase que anoté rápidamente para poder volver a anclarme al presente:
¿y si puedo ser feliz a pesar de la precariedad?
cuando se habla de precariedad se está dando cuenta de la vida social de quienes están en situaciones de fragilidad, de la crueldad del sistema, de cómo este se ceba con quienes menos recursos tienen, del peso material de llevar las preocupaciones adentro del cuerpo, tan adentro que el cora no tiene sitio para bombear la sangre con holgura, pues todo ese espacio está ocupado por un relato perverso y falaz que nos repetimos a nosotras mismas y que nos ahoga: el de responsabilidad sobre nuestras circunstancias.
es un discurso adquirido culturalmente y que tiene un componente de género, pues somos las mujeres las que más nos exigimos intentando alcanzar un ideal, ya sea corporal, laboral, amoroso… de esto hemos hablado mucho con las chicas en el taller de escritura encarnada de Grieta.
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mientras tanto llueve a 40 kilómetros del mar. la higuera desplegó sus hojas y se abre a las gotas que caen pesadas sobre ella. los higos se dejan ver por entre las costuras de las ramas.
1 de mayo
he tenido la determinación de ofrecerme este festivo para descansar del proyecto en el que llevo un año como artesana y que muchas por aquí conocéis.
al comenzar con este espacio me repetía a mí misma que no podía parar, que no podía permitirme ni un minuto de no estar presente para el proyecto, que no podía permitirme sanar cuando enfermase o tirarme en el sofá si me sentía agotada, que nadie podría hacer aquella tarea por mí, que el mundo seguía girando y que yo debía hacerlo con su fuerza. incluso aún me digo que no puedo hacerme ese tatuaje que tanto deseo de un mito sobre una ramita de roble, que no debo comprar la entrada para ir a Madrid al concierto de Hozier o que no merezco gastar el dinero que gano en disfrutar de unas vacaciones.
realmente me asalta la idea de que las personas que apoyan Grieta se sentirían engañadas porque disfruto de la vida. esto es tremendamente dañino, pues lo que deseo con esta proyecto es que sea mi sustento y el de más gente.
quienes conocéis la historia de Grieta, y por lo tanto, una partecita de mi historia personal, estoy segura de que queréis verla crecer. sois muchas las que estáis cerca de manera tierna, sois muchas las que le contáis del fueguito de esta cabaña a vuestres amigues.
la precariedad, sin dejar el análisis del contexto social y la implicación del sistema capitalista a un lado, se alimenta de la narrativa de la tristeza. de decirte que no debes entregarte a los placeres que llegan como una melodía que calma, como el calor que desprende la respiración de tu perrita cuando duerme y que se posa en tus mejillas o la caricia del rayo de sol en el dorso de tu mano al entrar por tu ventana mientras escribes en tu diario.
conversando con otras creativas coincidimos en que todas las que nos ubicamos en la precariedad tenemos algo en común y que es terrible: hemos pensado alguna vez que algo está mal en nosotras y que alguna vez tomamos malas decisiones.
no dejamos de vernos a nosotras misma como unas fracasadas gracias a la lógica individualista que se mezcla con la idea imperante de autenticidad en redes sociales y el ser tu mejor versión siendo autoexplotadas.
no competimos
nos aliamos y accionamos para una vida
en común.
colaboro con un saber experiencial cuando digo que la felicidad es fundamental para sostener la vida, a veces incisiva. el planteamiento de una economía más (que) humana hace tambalear los privilegios de unos cuantos dueños de la calma, el descanso y el tiempo ocioso.
esta cartita, nombrar mi tristeza, nombrar mi rabia y las cosas bonitas, es el principio para romper con la idea de sentirme una víctima, de ver que sí, que puedo ser feliz, que puedo reír y puedo avanzar para salir de la precariedad a pesar de los golpes que me asesta el sistema. lo hago tomando presencia, con mis amigas, hermana, amor al lado, haciéndome consciente de que lo que llevo ofreciendo al mundo está transformando y abrazando a quienes se acercan a mí.
merezco una vida suave y de amor.
mereces una vida suave y de amor.
🫀estaré encantada de leerte en comentarios contándome tu experiencia al paso de este ensayito. también puedes etiquetarme en instagram (@meraquilia) si compartes algún fragmento que te ha emocionado.
gracias por leer, amiga ❤.
mismos y montañas,
S.
🌱 🌱 querida, el claro en el bosque son ensayos breves gratuitos que puedes leer cuando quieras, tomar lo que te inspire y explorar tu propio relato, aunque, si te late, puedes sostener esta escritura en calma colaborando con Grieta, regalando libros, pidiendo tus deseados, compartiendo y visibilizando el proyecto, siendo parte de los espacios para pensarnos y crear juntas o hablándole a tus amis de él, de esta manera me regalarías tiempo para dedicarlo a desarrollar este espacio de arte y pensamiento.
Te dejo a continuación algunas cositas que me han hecho feliz estas semanas:
𖠽 Esta canción buenrollera Trompete
𖠽 Leer “(h)amor amigas9” y conversar sobre la amistad con las mías.
𖠽 Descubrir una nueva higuera y un manzano, aprender que este último madura en San Juanes.