desde casa escucho a las cornejas en el pico más alto del roble, aún con sus frondosas ramas saludando. otoño cálido en noviembre.
cada cartita que os escribo es una revelación rescatada de mis diarios. una experiencia pasada por el cuerpo antes de ser palabra y vuelta a él a través de la conciencia de mí misma como humana-contempladora-aprendiz en relación con la evidencia del mundo. me gusta compartirlo contigo por si algo de esto te sirve.
en estos meses en los que estoy escribiendo lo que será mi próximo poemario, me sobrevuelan cuestiones que fueron miedos y que de nuevo golpean la capa externa de mi piel. soy honesta si te digo que me desestabiliza emocionalmente y que vuelven algunos fantasmas del pasado. un arduo trabajo de autoexploración me ha llevado a decir que creo en mi propósito. he aprendido mucho y deseo ofrecerlo, por eso tengo guardianas que protegen mi centro: la creación del libro y Grieta, una hendidura en la que late la ternura y el compromiso.
volviendo a la revelación, esta tiene que ver con que una vez escribí un libro. en 2016 escribí mi primer libro de poesía. puedo contar esto gracias a la red que me sostiene, a ti que lees.
tenía mucho que sanar por aquel entonces, sentía que casi todas mis relaciones estaban rotas, que siempre iban a abandonarme y que nadie me esperaba en ningún lugar, no tenía a dónde ir. quizá por eso mi identidad más autentica gira en torno al desplazamiento, el (des)arraigo, la observación de la belleza que me rodea y a aferrarme a ella, pues alimenta mi inspiración.
ese proceso no se pareció nada al que estoy transitando esta vez. hay mucha luz y me dejo habitar por ella, le pongo océano, le pongo río, le pongo la respiración de mi perrita y es precioso. cuando una se compromete con su voz propia el corazón se expande, no tiene que buscar nada fuera porque todo está dentro deseando tomar forma.
¿cuál es esa forma dentro de ti?
hay un propósito en esta cartita: dejar un rastro de lo que he aprendido en la edición de mi poemario.
son tres cosas las que me gustaría compartir, la primera: respetar el ritmo propio del deseo de escribir. una es llamada por la escritura y cuando ocurre es pegajosa y caprichosa, pues tiene sus tiempos. es un acontecimiento mágico que impacta en el cuerpo provocando una energía vital desmesurada, como el llanto apretado en la garganta que de pronto nos invade.
segunda: el yo lírico puede tomar diferentes posiciones. en nuestro texto podemos alejarnos o acercarnos de lo que ocurre en la imagen, pasando por encarnar identidades diversas, ficcionadas, metafóricas…
y tres: soy parte del tejido del lenguaje. me permito explorar en él, preguntarme por esas marcas que se imprimen en el texto. profundizar y atender el lenguaje es adentrarme en mi historia personal.
pongo atención al proceso de escritura, lo comparto con amigas, celebran conmigo cada fueguito que prendo, esto me ha permitido mirarme con compasión y sentir placer en el viaje hacia la creación del libro.
pienso el poema al mismo tiempo que el poema vive en mí, como vivirá (ojalá) en vosotras poniéndole vuestro corazón.
aleteos y amor.
🫀estaré encantada de que, si te apetece, me escribas a elclaroenelbosque@gmail.com contándome tu experiencia al paso de este ensayo. también puedes etiquetarme en instagram (@meraquilia) si compartes algún fragmento que te ha emocionado.
gracias, amiga, por leer ❤.
amor y vuelo.
🌱 🌱 querida, el claro en el bosque son ensayos breves gratuitos que puedes leer cuando quieras, tomar lo que te inspire y explorar tu propio relato, aunque, si te late, puedes sostener esta escritura en calma en el siguiente botón, de esta manera me regalarías tiempo para seguir dedicándome a lo que más amo: la escritura.
Gracias por permitirnos escucharte también. Es un doble formato maravilloso y poderoso. Gracias por escribir, hablar y sentir en general, es precioso.